Ante todo, gracias a la editorial por este ejemplar.
La nueva edición es preciosa, ¡no me puede gustar más!

La primera vez que leí El cielo está en cualquier lugar fue hace siete años y por entonces no sabía lo que verdaderamente significaba la pérdida. Recuerdo leerlo y llorar, reír, devorarlo y disfrutar de la lectura, sin entender del todo cómo unos sentimientos tan ajenos y tan intensos podían removerme por dentro. Hace años la prosa de Jandy Nelson me cautivó. Ahora la comprendo.

Lennie tiene diecisiete años y se enfrenta a un duro golpe, la muerte de su hermana Bailey. Lennie es una chica-planta, toca el clarinete, adora a Abu, que es su abuela, madre, tía y amiga a la vez, y al tío Big, el arborista de corazón blando. A su mejor amiga Sarah, que la lleva a la luna siempre que puede, ya me entenderéis cuando lo leáis, y disfruta de la música casi tanto como de respirar. Pero Lennie está rota.

Desde las primeras páginas se nos plantea una trama sencilla con una prosa casi floral, muy poética y fácil de seguir. Pero el gran peso de la historia lo llevan los sentimientos que acompañan a Lennie día a día, la pasión, el miedo, la añoranza, la inseguridad, la culpa. La protagonista está hecha un lío, ya que no comprende cómo debe encajar la pérdida de Bailey, el haber sido la hermana menor para convertirse en hija única, el no estar tras su sombra, dejar de ser parte de las hermanas Walker. Y sobretodo, no tener las respuestas que necesita.

La llegada de Joe a su vida trae algo de luz ya que él es todo entusiasmo y pasión, "está borracho de vida" y consigue contagiarla a ella, al mundo y a cualquiera que lo lea. Él la ve, la siente, y la hace volver a tocar su instrumento y disfrutar del lado bueno de las cosas. Joe Fontaine y sus pestañas consiguen plantar un poco de confianza en Lennie, aún cuando la única con el poder de seguir adelante es ella misma.

Porque es así, siempre nos aferramos a aquello que nos mantiene seguros. Y Toby para Lennie es todo lo que queda de su hermana. Con él encuentra sitio para su propio pesar, Toby la comprende como nadie y en sus brazos haya aún el recuerdo de Bailey vivo, vibrante. Cuando Lennie está cerca del que fue el novio de su hermana el dolor es más intenso y por ello más real, la prueba física de que Bailey sigue con ella.

Lennie comete muchos errores. Tantos que a veces solo quieres sacudirla y otras abrazarla fuerte. Quizás por eso me gusta tanto El cielo está en cualquier lugar, porque es una lectura sincera e imperfecta. Humana.

Es el libro al que recurro cuando suelo sentirme perdida, os aseguro que la primera edición que tengo está hecha un desastre. Y diréis, "pues yo lo leí, y no es gran cosa". Es cierto, no es el libro del año. Pero para mí es un escape, una forma de ponerle nombre a eso que en ocasiones cruza por la mente, porque os aseguro que hay párrafos en sus páginas que se quedan grabados.

Os dejo alguna de las que me atraparon a mí:

"Cuando Joe toca la trompeta me caigo da silla de rodillas. Cuando toca todas las flores cambian de color y años y décadas y siglos de lluvia vuelven a verterse hacia el cielo." "El dolor es una casa donde las sillas han olvidado cómo sostenernos los espejos cómo reflejarnos las paredes cómo contenernos." "¿Cómo pueden la palabra amor y la palabra vida caber siquiera en la boca?" "Un día, hace años, estaba tirada en el jardín de Abu y Big me preguntó qué estaba haciendo. Le dije que estaba mirando al cielo. El dijo: «Eso es un error de planteamiento, Lennie, el cielo está en cualquier lugar, empieza en tus pies»." "—Te echo de menos —digo—. No puedo soportar que vayas a perderte tantas cosas. No sé cómo aguanta el corazón."

Solo espero que disfrutéis de la lectura y os dejéis llevar por la prosa de Jandy Nelsson, que os haga reír y llorar y saborear un poquito más lo bueno que nos da la vida.

¿Lo habeís leído?

5/5