Lou ha huido y no piensa volver. 

Han pasado años desde que se instaló en la ciudad de Cesarine para empezar una nueva vida. Lou no tiene riquezas ni comodidades, de hecho, es una ardua ladrona, una sombra más en una ciudad que no perdona a las que son como ella. Brujas. Y es que Cesarine es su salvación y su tumba, allí ha tenido que mantenerse oculta durante años escondiendo sus poderes y olvidando todo cuanto dejó atrás. Junto con su mayor apoyo Coco, también bruja, consiguen sobrevivir evitando a los Chasseurs, cazadores fieles a la Iglesia y entrenados para el gran cometido sagrado de atrapar y castigar a las mujeres maldecidas por la magia. 

Reid Diggory no es el mejor chasseur por nada, sabe detectar la magia, conoce su olor. Por eso, cuando tropieza con Lou por causalidad su aroma se queda con él para siempre. En un segundo encuentro en el que Lou trata de robar un objeto de gran valor personal para ella, Reid trata de cazarla. Son varios los encuentros pero cuando un malentendido público se crea entre ambos, todo cambia. El arzobispo, buscando proteger el honor de su más preciado chasseur ofrece una solución casi impensable: el matrimonio.

Si bien ninguno de los jóvenes está de acuerdo, Lou tiene claro que quizás, solo quizás, podría utilizar su condena como una ventaja. Si consigue pasar desapercibida y seguir ocultando el poder de su magia, contará con la protección de Reid y toda la orden de los chasseur, ser su mujer podría ayudarla a evitar lo inevitable. Que ella la encuentre.

Pobre ilusa si cree que eso podrá cambiar su destino.

Lou tendrá que luchar mucho más que antes si pretende mantenerse a salvo, puede que Reid sea más humano de lo que ella esperaba, o tal vez sea incluso peor. Ahora que vive en la boca del lobo debe tener los ojos bien abiertos, ser cautelosa cuando aún en ocasiones tendrá que utilizar su magia.

La convivencia entre ambos es cuanto menos curiosa, dos caras de la misma moneda. Lou es una protagonista hecha a sí misma, curtida por los años de miseria y un pasado tormentoso que pretende manchar su presente. Es capaz de sacrificarse por aquello que le importa, sangrar y llorar, sin rendirse jamás. Por otro lado, Reid es un caballero ejemplar, un chasseur que ha sido criado con ideas fijas y normas estrictas, todo es blanco o negro, jamás a medias tintas. Su hermandad y su deber. Pero, como suele decirse, los polos opuestos se atraen y la impulsiva chica que dice palabrotas y el rígido y contradictorio chico terminarán aceptando que unidos, son mejor. Sin duda me ha encantado cómo se complementan ambos personajes, los toques de humor que amenizan la trama, la tensión entre Lou y Reid y la magia, sobretodo la magia.

El ritmo de la historia es vertiginoso y siempre ocurre algo. Un misterio, un momento de acción, una mentira, magia, temor, amor. Lou está en peligro y contarle la verdad a Reid podría acabar con ella. Pero ¿y si eso es lo único que puede salvarla?

He disfrutado muchísimo de Asesino de Brujas. Es cierto que esta temática es muy conocida y difícilmente podremos encontrar aspectos que nos sorprendan, pero Mahurin ha jugado bien sus cartas y nos ofrece una perspectiva única dentro de lo popular. En este mundo existen las brujas blancas y las brujas se sangre, los cazadores con corazón, el bien y el mal, y una magia tan antigua que arrasaría reinos.